Adam Smith, economista y filósofo escocés, nacido en 1723, acuñó la frase "Muchas personas pasan por nuestra vida pero solo muy pocas llegan a ocupar un gran lugar en nuestro corazón".
Confieso que es una de mis frases preferidas, siempre la tengo presente. He experimentado que la vida es así, muchas personas pasan por nuestra vida, de todas aprendemos algo, todas nos acompañan en algún momento de nuestra vida y la mayoría de ellas se van de ella tal y como entraron, un día dejas de recordarlas y lo haces en algún momento puntual por algún recuerdo especial. En ocasiones, estas personas salen de nuestras vidas pero, sin saber muy bien por qué, llegan a ocupar un lugar prioritario en nuestro corazón.
Cuando era pequeña veía, una y otra vez, la película de Mari Poppins, me parecía extraordinaria, aunque aún no sabía por qué. Fijaros que Mari Poppins llega a la casa en el momento en que más la necesitan, en un momento crítico, en el que el padre está realmente desesperado y no sabe qué hacer para mantener a sus niños con la ilusión y creatividad que identifica a los niños, pero a su vez, con la responsabilidad adecuada para la edad que tienen. Como veis, llega en el momento adecuado pero igual que viene, se va, justo en el momento en que los niños han adquirido un compromiso y ha cumplido su tarea. Sin más, un día se va volando.
Ahora sé porqué me gustaba tanto. He comprendido que pasa exactamente igual que en la vida, cuando más necesitas que algo suceda, cuando te enfocas, cuando deseas que suceda algo con todas tus fuerzas, de repente aparece alguien. Una persona excepcional que te ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva, o te hace sugerencias que nunca habías imaginado o que simplemente permanece a tu lado y te guía sin que apenas te des cuenta. Es como una linterna mágica en tu mapa de vida. Sin embargo, cuando ha logrado su propósito, aún sin saberlo, de repente, un día baja de tu tren y desaparece. No puedes hacer nada, no puedes retenerlas, la vida es así, estas personas deben seguir su camino y su fin será ayudar a otras personas, pero, afortunadamente, ha dejado en ti una huella imborrable que permanecerá contigo siempre.
Mi teoría, y la de Adam Smith, es que todas las personas que conocemos pasan por nuestra vida por algún motivo determinado, a muchas de ellas casi ni las percibimos pero aquellas otras que nos atraen, por su carisma, por su forma de ser, porque se parecen a nosotros de alguna manera, en definitiva, porque se hacen notar, no puedes olvidarlas jamás y por supuesto, ni lo intentas, porque lo bonito de la vida es saber que un día estuvieron en tu tren y que te ayudaron, de una manera mágica, a superar aquel momento que no sabías como transformar pero que estabas segura de que podías hacerlo. Esto es el realismo soñador.
Le dedico este post a todas aquellas personas que pasaron por mi vida y, aunque no se quedaron, dejaron una huella indeleble en mi corazón.
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