"TÁCTICA es lo que se hace cuando hay algo que hacer, ESTRATEGIA es lo que se hace cuando no hay nada que hacer"
Savielly Tartakover

lunes, 27 de abril de 2015

y tú, ¿cómo argumentas?


Una de las formas de argumentar más usadas es asegurar la premisa, por ejemplo cuando estoy hablando con alguien y digo "Te aseguro que fumar es malo para la salud", estoy asegurando la premisa, no cito ninguna fuente, sino que si confías en mi, y tengo cierta credibilidad, la autoridad soy yo mismo, es muy difícil de cuestionar porque no hay ningún dato que puedas rebatir, te lo aseguro por mi experiencia, porque lo he vivido o porque yo estoy convencido de que es así, nadie puede refutar mi aseveración porque está basada en mi experiencia.



Hay tres formas de asegurar:
1.- Autoritaria
2.- Reflexiva
3.- Abusiva

Analicemos las tres formas:
1.- Autoritaria: en este caso citaré una autoridad a la que todos tengamos confianza, una autoridad que no deje dudas de que ha hecho estudios previos antes de dar los datos, por ejemplo, podría decir "Los servicios de salud informan que fumar es malo para la salud". No lo afirmo yo, lo dice una fuente de confianza.
En este supuesto, nos pueden rebatir cómo se hizo el estudio, en base a qué datos, cuál fue la metodología pero nunca que la fuente es de confianza y nos da seguridad a la hora de hacer la aseveración.

2.- Reflexivo.- En este caso empiezo la aseveración exponiendo mi opinión "Estoy seguro de que fumar es malo para la salud", son las frases que empiezan por "opino, estoy convencido, lo he estado pensando durante años y he llegado a la conclusión..." En estos casos, nadie suele rebatir la aseveración ya que sería muy descortés no creer en lo que he estado pensando durante años y he llegado a una conclusión que para mies importante. Es mi opinión, basada en mi experiencia y mis conocimientos por lo que es difícil que nadie se atreva a decir lo contrario.

3.- Abusivo.- En este caso apelaré al sentido al común y diré "es absurdo, sólo un tonto creería algo así, todo el mundo lo sabe..." Normalmente nadie dice lo contrario porque lo que yo estoy afirmando es de sentido común, aunque esta forma de argumentar me parece muy irrespetuosa, ya que tachas de tonto a cualquiera que no piense como tú y no le das la oportunidad de escuchar su argumento cuando podría enriquecer el tuyo.

Asegurar suele funcionar a la hora de argumentar pero hay que tener en cuenta que hay más formas de argumentar y que no deberíamos elegir ésta cuando el argumento que voy a defender se aceptaría de todos modos porque es un paradigma no cuestionado, si nadie lo cuestiona para qué voy a perder el tiempo en argumentar.

Tampoco deberíamos utilizarlo si la autoridad citada no es total confianza o si tienes tiempo suficiente para explicar con detalles as razones , en lugar de asegurarlas debes proceder a dar la explicación de forma completa.

En un próximo artículo hablaré sobre otras posibles formas de argumentación, espero que os sea de utilidad, creo que es muy importante hacer escritos ordenados y bien argumentados.

viernes, 24 de abril de 2015

Pasemos a la acción

Toda gran obra empieza siempre con un pensamiento, así es, creamos la realidad con un sólo pensamiento y la transmitimos a través del lenguaje. ¿Qué quieres conseguir? 

El primer paso para conseguir lo que deseas es tener claro hacía donde te diriges, qué es lo que quieres conseguir, ¿tienes un reto? Una vez lo tienes claro, y lo has diseñado y visualizado en tu mente hay que pasar a la acción, si no hay acción, si no avanzamos, será difícil llegar a nuestro objetivo y si lo hacemos, será como un barco que va a la deriva y que después de muchos vueltas, por casualidad llega al sitio donde queríamos ir y una vez allí nos damos cuenta que quizás no era eso lo que deseábamos conseguir. Hagamos que aquello que nos suceda sea por causalidad.

Una vez tengamos claro cuál es nuestro objetivo, es necesario pensar de qué punto partimos, qué herramientas disponemos, qué recursos nos hacen falta, cuándo queremos conseguir nuestro objetivo y cómo queremos conseguirlo. Todo ello implica elaborar un plan de acción.

La forma más sencilla de elaborar un plan de acción es pensar en el objetivo y cuándo queremos lograrlo, marcar una línea temporal e ir hacía atrás. Visualiza que has conseguido tu objetivo y piensa ¿qué me hace falta para llegar hasta aquí? Crea tu línea del tiempo, si empiezas por el final, parece que es más sencillo.

Ya tienes claro tu objetivo, un objetivo concreto, claro, medible y alcanzable. Ya tienes claro cuál es tu línea del tiempo, qué acciones necesitas para llegar a la meta y en qué periodo del tiempo lo vas a conseguir. Recuerda ser flexible, muchas veces surgen contratiempos y el plan tiene que ser fácilmente modificable para poder continuar y que el pequeño contratiempo no nos suponga volver a empezar. 

En resumen, tenemos el objetivo, el plan de acción, los recursos que tenemos, los que necesitamos, la planificación temporal y nos falta algo más. Nos falta un compromiso con nosotros mismos, nos falta visualizar el objetivo y conseguir una visión ilusionante, una visión de éxito, una visión de lo que queremos lograr. El compromiso con nosotros mismos está dentro de nosotros, en el cofre de los recursos optimistas, en el viaje a la aventura, en la ilusión de conseguir todo aquello que te propones aunque para ello necesites esfuerzo.

La clave está en actuar, si lo diseñas todo y no lo pones en práctica, será muy difícil que llegue al fin, todo tiene un punto de partida, un kilómetro 0, una idea, un pensamiento que se generó y que debemos seguir con perseverancia, constancia, tesón y mucha ilusión. Todo llega.

¿Habéis oído hablar alguna vez de la ley de la atracción?, es una de mis preferidas, aún no la domino pero cada día sé un poco más de ella, lo que os voy a contar es mi experiencia porque la teoría aún no la tengo muy clara. Los seres humanos emitimos ondas, que pueden ser de baja intensidad o de alta intensidad, esas ondas son recogidas por las personas que nos rodean y atraemos a nuestras vidas aquello que proyectamos. Nuestros pensamientos atraen situaciones por eso repetimos muchos patrones en nuestra vida, si no cambiamos nuestro pensamiento siempre atraemos lo mismo y los mismos patrones se repiten una y otra vez, como el día de la marmota.

Si te ha gustado este post, quizás también te gusta esta otro:

jueves, 16 de abril de 2015

El lenguaje que usamos dice mucho sobre nosotros

Como he dicho en otros ocasiones, considero que el lenguaje que utilizamos da mucho información sobre nosotros, cómo somos, que actitud tenemos, que sensación tenemos en el momento en que estamos hablando, si somos desconfiados, que valores nos acompañan... En un principio puede parecer complicado y en muchas ocasiones lo es, pero intentar escuchar cada palabra es la mejor forma de aprender esta habilidad.

Nuestro cerebro procesa la información que recibimos y la traduce al lenguaje que mejor entendemos, puede ser un lenguaje visual, un lenguaje auditivo o asociado a las otras sensaciones como un olor, el gusto o el tacto. Conocer como es la persona te ayuda a conectar con ella, ya que, su cerebro no tendrá que traducir la información a su forma de sentir, ya lo estoy haciendo así, estoy acercándome a ella y además, ganando su confianza.

Si la persona con la que hablas utiliza muchos verbos de movimiento es una persona muy activa, con buena predisposición y seguramente muy proactiva, toma decisiones de manera rápida y siempre está atenta a las cosas que tiene pendientes para sacarlas adelante, muy probablemente sea una persona acostumbrada a la multitarea y a las prisas.

Si por contra habla despacio, vocalizando, piensa lo que dice y utiliza verbos que inducen a la calma, muy probablemente sea una persona muy tranquila, que van cerrando cosas antes de empezar otras, ordenada y flexible.

Hay personas que son visuales, utilizan muchas palabras relacionadas con la visión (enfocar, veamos, habéis visto?, visualizar...) son personas que por lo general hablan muy rápido porque piensan de una forma visual y quieren traducir la imagen que tienen en su mente a palabras, por lo que van muy deprisa, tanto, que a veces cuesta seguirlas.

En cambio, otras personas son auditivas, generalmente les gusta hablar por teléfono, son intuitivas, tranquilas y sosegadas. Normalmente las personas auditivas no son muy ordenadas y no les gusta mucho planificar. Prestan más atención al tono de la conversación que a la conversación en sí. Hacen muchas preguntas y tienden a distraerse con facilidad.

También podemos identificar si la persona con la que hablamos es agresiva, positiva o negativa por las conversaciones que mantiene habitualmente, si su foco de atención está en la negatividad, casi todas las conversaciones que saque serán de accidentes, pérdida de empleo, enfermedades... ahí está su foco y por lo tanto son sus temas de conversación preferidos.

Es importante señalar que cuando hablamos, los actos del habla están asociados con efectos particulares que el orador intenta provocar, de hecho, al efecto que provoca le llamamos acto conversacional.

Es curioso como el lenguaje puede cambiar la realidad con sólo dos palabras, el lenguaje construye nuestra realidad y da visibilidad a las cosas que existen a nuestro alrededor. Así cuando dos personas ante un cura y en determinadas circunstancias dicen " si quiero", pasan de estar solteros a estar casados, dos palabras cambian la realidad, producen un acto nuevo y se da una nueva situación diferente a la anterior, bueno, en realidad, sé que hace falta algo más que un si quiero pero está es la sensación que produce a todos los asistentes a esta ceremonia tan hermosa y mi ejemplo preferido.

Como hemos determinado, utilizas el lenguaje para lograr algo, pero,  para conseguir lo efectos que buscas, necesitas conocer las reglas básicas para provocar la circunstancias, es como cuando haces una tarta, necesitas unos ingredientes determinados, en la cantidad justa, en un orden determinado y finalmente hornear de la manera apropiada, si sigues la receta paso a paso y utilizas todos los ingredientes, la tarta saldrá perfecta pero si te excedes en alguno quizás nuestro postre no salga como esperábamos.

En este sentido, Paul Grice (1913-1988), filósofo conocido por sus aportaciones a la Teoría del Lenguaje nos ayudó. Paul hizo un estudio exhaustivo de los elementos que debía de tener un acto conversacional en un entorno colaborativo para que produjera los efectos esperados. Los consejos parecen obvios, pero a veces no nos damos cuenta y no los utilizamos.

Las reglas que Paul Grice señaló son las siguientes:

1.- No digas más de lo necesario para el propósito que estás intentando alcanzar. Si das mucha cantidad de información el propósito  se perderá entre las palabras y si das poca, el interlocutor no tendrá toda la información para poder tomar una decisión correcta. Dí sólo lo necesario.

2.- No digas cosas que no crees que sean verdad, no engañes, no confundas, no digas lo primero que te pase por la cabeza, si sólo aquellas cosas que creas que sean ciertas y para las que tienes una justificación.

3.- Dí sólo lo relevante. Aquí puede surgirnos la duda, ¿qué es lo relevante?  La verdad es que en un contesto cooperativo puede resultar obvio qué es lo relevante para la otra parte pero en otros contextos quizás no esté tan claro.

4.- Se breve, ordenado, claro y sobretodo evita la ambigüedad.