Buenos días,
Hoy me paso por aquí para hablaros de la rutina nocturna que repito cada día y que me ayuda a mantener una mejor calidad de sueño. Os he contado en otras ocasiones que soy muy de rutinas o rituales, como os guste más, porque me dan seguridad, me siento tranquila sabiendo lo que viene después. Tengo una ritual matutino y otro nocturno y siento que siguiendo mi ritual cambia totalmente mi calidad de sueño y, como consecuencia, la manera de afrontar el nuevo día que empieza.
La rutina nocturna no empieza cuando me voy a dormir sino mucho antes, cuando salgo de trabajar. En este momento hago un proceso de transición y cierre de mi día de trabajo. Cuando salgo de la oficina cierro lo ojos, hago tres respiraciones largas, lentas y profundas y cierro la puerta, es un acto simbólico pero para mí tiene mucho significado, lo que es de la oficina se queda en la oficina y a partir de ese momento me ocupo de otras cosas. Puede parecer que no pasa nada pero, por favor, probarlo, os aseguro que funciona.
Desde hace unos meses regreso a casa andando y durante el camino paso por la huerta, veo los campos, las alcachofas, las lechugas, las cebollas y siento paz y tranquilidad de poder pisar la tierra y ver la evolución desde que se plantó hasta que crece y lo recogen. Al llegar a casa vuelvo a hacer el ritual de transición. Nada más abrir la puerta, cierro los ojos, hago tres respiraciones lentas, largas y profundas y entro en mi templo, mi hogar, donde me siento en paz y con calma.
Después de cenar empieza la segunda parte de la rutina, me hago un té, me acuesto en el sofá y leo durante 20 minutos mi novela favorita, después medito durante 15 minutos y me voy a dormir. Es aconsejable que dos horas antes de ir a dormir no leas en pantallas electrónicas ya que según algunos estudios afectan a la calidad del sueño, no sé si los e-books tiene alguna función que inhibe la luz azul pero desde luego nada de móvil ni de redes sociales y mucho menos con la luz apagada.
Antes de ir a la cama cojo mi agenda y repaso las cosas que tengo que hacer el día siguiente, por si he de preparar alguna cosa. Puedes hacer las cosas fáciles y simples con solo preparar las cosas por la noche, como dice Marta Loperena "la decisión ya está tomada", ya lo has pensado, lo has planificado y lo vas a hacer, ¿por qué cuestionarlo cada vez que tengas que hacerlo? No consumas energía, la decisión ya está tomada, póntelo fácil, cómodo y atractivo.
Con un estado relajado, después del té, la lectura y la meditación voy a la cama y hago un escaneo corporal, con este acto intento conectar conmigo y ver cómo me siento, si estoy cansada, si me duele algo o si estoy nerviosa y tengo pensamientos repetitivos... solo observo, lo que encuentre no está mal, ni está bien, solo soy consciente de que está ahí.
Durante 5 minutos repaso mi día y si hay algo que no ha salido bien intento pensar en cómo hubiera sido si las cosas hubieran ocurrido de otra forma, cambio el final de aquellas cosas que no han sido como esperaba o como había pensado en mi ritual matutino. Tendemos a minimizar los éxitos y magnificar las fracasos, es una distorsión cognitiva, de modo que intento centrarme en lo bueno y pensar en cómo hubiera sido lo menos bueno. La mente no distingue entre si lo que pensamos es realidad o ficción por lo que ayuda a preparar la mente para tomar decisiones en el sentido de tu brújula interna.
Agradezco algo que me haya pasado ese día y me preparo para dormir. Agradecer también permite enfocarte en lo positivo, poner el foco en aquello que te hace feliz, no tienen porque ser grandes cosas, una llamada de teléfono, un correo electrónico, una foto...
Os aseguro que el sueño es reparador y que al día siguiente me levanto con ganas de empezar un nuevo día, despacio, sin correr, con presencia y disfrutando de cada cosa que hago.
En resumen, podemos dividir mi rutina en dos partes:
1.- La primera parte consiste en honrar la transición, hacer un ritual cuando sales de la oficina y otro cuando entras en casa.
2.- La segunda parte consta de varias micro-acciones:
- Leer
- Meditar
- Repasar las actividades previstas para el día siguiente. Por supuesto que la agenda no debe estar llena.
- Hacer un pequeño escaneo corporal de 1 minuto para ser conscientes de cómo nos encontramos
- Agradecer
- Repasar el día cambiando aquello que nos hubiera gustado que fuera diferente y recreándonos en lo positivo. No se trata de negar lo que nos ha pasado sino de ver lo positivo y aquello que consideramos negativo pensar en otro final.
Y por último dormir.
Si no tienes ritual nocturno te sugiero que lo pruebes, quizás no sea éste el tuyo pero puedes probar qué es lo que mejor te va e ir implementándolo día a día. Dicen que los hábitos se instauran en 21 días pero hace unos días vi una conferencia de Miquel Nadal sobre neuroproductividad y él indicaba que según los últimos estudios los hábitos se adquieren entre 60 y 250 días después de su implementación. Fijaos 250 días, nada menos que casi un año, ya os contaré de qué depende pero sobre todo no intentéis implementarlo todo golpe, vale la pena que empieces por el primer paso.