Una imagen vale más que mil palabras, es así, nos hemos acostumbrado a escribir lo menos posible e incluso a veces aplicamos esta máxima hasta al hablar, ya sabes, lo bueno si breve, dos veces bueno. Las redes sociales nos han empujado a ello, primero los programas de mensajería instantánea en que nos comíamos palabras y letras para ir más rápido, más tarde el Whatsapp y sus iconos que nos ayudaban mucho a expresar nuestros sentimientos y finalmente las redes sociales.
Nos hemos acostumbrado tanto a las imágenes que en la Feria del Libro había una mesa redonda con los escritores más impactantes del momento, después de la mesa redonda hubo un debate y un momento especial dedicado a la firma de libros. El público asistente, presente en el evento, lo único que quería era hacer fotos, hacer selfies y colgarlos en las redes sociales, hablar con el autor no tenía mayor importancia, lo realmente importante era la imagen, darle visibilidad al momento, enseñarle a todo el mundo que había tenido el lujo de compartir unos instantes con el autor de su libro preferido aunque no hubieran mediado ni una sola palabra. Lo importante es la imagen, la visibilidad, que todo el mundo conozca que he tenido la suerte de poder coincidir en un momento único con alguien que ha escrito un libro, al que admiro y con quien vale la pena conversar aunque no lo hayamos hecho, aunque no hayamos dicho ni un sola palabra pero eso que más da.
La imagen es tan importante, que cuando se produce un debate político en televisión, mucha gente se abstrae del discurso político y se dedica a opinar sobre las corbatas, los trajes, si se sienta al centro o a la izquierda, la posición del cuerpo... Se pierde un poco el sentido de estos debates. En mi opinión estos debates se deberían hacer en la radio, en un medio donde el público estaría más pendiente de las ideas, de los principios, de los valores y no tan ensimismado en la imagen del político o política que está debatiendo. Estaríamos más pendiente de la oratoria, de su poder de convicción, de su forma de argumentar.
Reconozco que las imágenes son importantes pero, como en todo, debería haber un equilibrio. La imagen debería ser un complemento valiosísimo de la palabra pero no siempre la usamos así, en muchas ocasiones, la usamos para ahorrarnos las palabras, para ir más rápido, para hacer más cosas. En el Siglo XXI una de las cosas más importantes es la visibilidad, aunque ello confronte en algunos momentos con la privacidad.
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