He decidido hacer una viaje extraordinario por la obra de Gabriel García Márquez y he comenzada con el primer paso, he empezado por su primera novela, La hojarasca, escrita en 1928 y desarrollada en el mítico Macondo.
El libro, pese a ser corto, me ha parecido muy intenso, lleno de emociones y con muchos sentimientos encontrados, como la ira, la rábia y el compromiso, coherencia o integridad.
Me pregunto por qué el título es la hojarasca cuando la trama se centra en unos pocos personajes con una características muy definidas. Pese a los pocos personajes, la hojarasca parece que alude a mucha gente. No obstante este hecho constatado, he descubierto que el título proviene de la asociación con una compañía bananera que se instaló en el pueblo y que significó la destrucción del pueblo y de sus recursos naturales.
La hojarasca nos hace pensar en muchísimas personas que acudían al pueblo a buscar trabajo en una gran compañía bananera, gente que se iba y venia sin saber dónde ni por qué. Significa el resentimiento y la falta de comunicación. Esto mismo pasa en esta obra, llega gente nueva a Macondo, el doctor, no se sabe de donde ni por qué, y hay un resentimiento y falta de comunicación de todo el pueblo por su falta de solidaridad y humanidad. Hay que señalar que este mismo día llega el cachorro, el nuevo párroco, un poco distinto a lo esperado, por el camino secundario y mientras la multitud lo esperaba para rendirle honores, llega por el camino principal, el doctor, a quien nadie esperaba.
Quisiera empezar mi análisis con un breve resumen de la trama principal, el libro nos relata la misma historia, la vida y sepulcro del doctor, contada desde tres perspectivas diferentes, la de un niño de 12 años, la del coronel y la de su hija Isabel. La historia cambia tanto de uno a otro punto de vista que parece que se estén refiriendo a distintas cosas.
El principio es devastador, empieza con un pasaje de la tragedia griega de Sófocles, con una cita de Creonte donde se prohibe el entierro y las honras fúnebres de Polinices. Los ejércitos de los hermanos Polinices y Eteocles se han enfrentado con el fin de conquistar su ciudad natal. Ambos mueren y Creonte determina que Eteocles sea honrado fúnebremente y Polinices quede a merced de las aves, fuera de la tierra que le vio nacer y sin ningún tipo de honra funeraria. Años antes, Polinices hizo prometer a sus hermanas Antígona e Ismena que en el caso de que algún día les sucediera algo le darían santo sepulcro. Llegado el momento y ante la prohición de su entierro, Antígona expresa una soberbia desafiante y está dispuesta a luchar contra todas las normas por cumplir con su promesa y dar sepultura a un ser querido. Tenemos que tener en cuenta que en esta época la sepultura era la salvación. Pensaban que después de esta vida había otra y que aquel que no fuera enterrado vagaría eternamente sin encontrar su descanso.
En este sentido encontramos un paralelismo en La hojarasca, el coronel, tras un acto del doctor que le salva la vida, se siente comprometido con él y le promete que lo enterrará. Llegado al momento, tiene que luchar contra todo el pueblo. El coronel muestra una actitud desafiante hasta que lo consigue. El doctor es condenado por el pueblo cuando un día en que fue necesitado se negó a ayudar a personas que urgentemente lo solicitaban y clamaban su ayuda como única solución a un problema de muerte y destrucción. El doctor demuestra y hace latente su enorme falta de solidaridad y gana el odio y la desconfianza del resto de habitantes.
Gabriel García pone una pérdida en cada uno de los personajes, principales, todos nos hablan desde la pérdida, así la primera mujer del coronel falleció. Martín, el marido de Isabel se fue un día y nunca más regreso y el niño carece de un padre al que nunca ha podido conocer. Todos hablan de pérdidas y cuentan su historia desde esta perpectiva. Por otra parte, otra perdida a destacar es la de Meme. Desaparece un día y el libro queda en la intriga de saber dónde está.
Si seguimos buscando paralelismos con la tragedia griega de Sofocles, aún podemos encontrar otro hecho coincidente. Polinices y Eteocles eran hermanos. El doctor y el cura, "el Cachorro" llegaron al pueblo el mismo día y entre ellos había un parecido físico extraordinario, en la novela, el autor nos los presenta como si, de alguna manera, fueran hermanos. El cachorro muere unos años antes y honran su muerte con funerales grandiosos mientras que el doctor fallece, ahorcado, como los impuros y nadie, excepto el coronel, quiere darle sepultura. El doctor al igual que Polinices estaba condenado y no podía gozar de un sepulcro digno. En el entierro del doctor, el coronel echa en el ataúd todas las cosas que 25 años trajo el doctor como únicas pertenencias y que conservaba en un viejo y enorme baúl. En épocas antiguas se acostumbraba a enterrar con el difunto todas sus pertenencias ya que consideraban que empezaban una nueva vida y querían que allí se sintieran lo más cómodo posible.
En definitiva, me ha gustado el libro, su magistral narración y su forma de presentarnos los hechos que se llevan a cabo. La acción pasa en unas cuantas horas, en la habitación del difunto, y en el recuerdo de tan sólo tres personajes conocemos desde varias perspectivas 25 años de vida del pueblo. Aún me queda una clave por descifrar, no sé porque los alcaravanes cantaban el día del entierro. En el libro hay una asociación entre el canto del alcaraván y la muerte sin embargo, he leído algunas veces que el alcaraván es sabio para predecir los embarazos y que se coloca en aquellos tejados en los que hay alguna mujer embarazada y que, generalmente, aún no lo sabe. Esta historia me gusta más.