Pollito Twitter (imagen de petardocontreas.com) |
Estos días he estado leyendo sobre el arte participativo, su origen y la situación actual, como ha resurgido o ha cogido fuerza con la evolución de la tecnología y concretamente a través de las Redes Sociales. Me ha impresionado como la figura del artista y la del espectador han ido evolucionando a la misma vez que han evolucionado las tecnologías, nos encontramos en un proceso cambiante evolutivo y de implicación del que en alguna época fue un mero observador.
Hasta el Siglo XV lo importante era la obra, el artista no tenía ningún protagonismo, sino que intentaba satisfacer los gustos del consumidor de arte en aquellos momentos. A partir del Siglo XV el artista adquiere el privilegio de ser una figura destacada dentro del contexto artístico y el espectador es el burgués que demanda arte y que en esta época representa los valores de la clase burguesa. Con el paso del tiempo, el espectador ha ido adquiriendo poco a poco mayor protagonismo hasta que en el modernismo es el centro de la misma.
La participación se plantea como una estrategia creativa, hablamos de la participación del público o del destinatario del arte. El público actúa, se requiere alguna acción, no es posible hablar de participación pasiva, sino que es necesario algún acto aunque sea solamente el de mirar u observar.
Con las redes sociales los consumidores de cultura se convierten también en productores, se fomenta la empatía, el acercamiento a la postura de la otra parte y el fomento de las relaciones intersubjetivas. Se pone el foco en la participación dinámica por parte del espectador. Se le involucra en la obra, se le exige un acto de dinamismo y de responsabilidad, se produce la interactuación con la obra y la posibilidad de sentirnos parte de ella y de interpretarla con el filtro de nuestras creencias y experiencia, cabe la interpretación de forma particular.
Como sabéis, me gusta Twitter como red social y creo en su potencialidad para difundir y crear nuevas formas de colaboración, crear debates en torno a obras de arte en tiempo real o de presentar obras clásicas o modernas y que cada participante pueda de forma ingeniosa, con solo 140 caracteres explicar que es lo que le inspira la obra o cuál es la interpretación de dicha obra por parte del público. Twitter es mucho más que una red social, es el canal de comunicación e intercambio de ideas por excelencia, es un canal viral, de uso fácil, intuitivo y con millones de seguidores. Por ello no sorprende que un estudio de mercado sobre la red diga que un 40% de los tuits publicados en la red más famosa de microblogging son conversaciones y hay que tener en cuenta que, solo en España, Twitter tiene más de un millón de seguidores.
Una de las exposiciones que se propiciaría este tipo de debates sería la que actualmente tienen en el museo de etnografía sobre la inmigración. He constatado que cuando el público siente que es protagonista y que tiene algo importante que decir la participación es muy alta. Basta poner como ejemplo el curso sobre biología que se está impartiéndose actualmente a través de Twitter, usando fotos, vídeos de YouTube y palabras comprensibles por el destinatario, incluso para los que somos de letras. En una semana tiene más de 6.000 seguidores y la mayoría de ellos participan en los debates que se van generando. Este mismo formato podría usarse por parte de museos o instituciones culturales para crear un debate abierto con su público objetivo. Podrían generarse preguntas para concursos, exponer obras a través de fotos o videos y crear la necesidad de ir a ver la obra de forma real e impregnarse de su energía, de lo que en momentos previos hemos imaginado y que queremos contrastar con la realidad.
El arte colaborativo, en un principio, se utilizó como un medio de protesta hacía situaciones que se consideraban un abuso contra determinado colectivo de la sociedad, como ejemplo, podemos hablar de Cabañal, puertas abiertas, colectivo que se unió en 1998 ante un proyecto de la Corporación Musical de prolongar la Avenida Blasco Ibáñez hasta el mar, destruyendo 1650 viviendas de un barrio de pescadores, históricamente protegido.
Este colectivo se unió para realizar determinadas actividades artísticas de protesta contra este acto, diseñaron un museo para mostrar todas las actividades que se venían realizando en el barrio desde la antigüedad, usaron las casas como salas de exposiciones, hicieron uso de arte urbano para decorar algunas fachadas y difundieron por medios masivos las actividades artísticas colaborativas en defensa de sus derechos.
Internet permite el intercambio de información de una manera casi instantánea y hace que los artistas que están distantes físicamente puedan unir sus trabajos, convenir en un consenso y producir una obra conjunta.
En definitiva, la evolución de la tecnología y el uso de las redes sociales ha hecho que el arte participativo y colaborativo vayan en aumento. El espectador además de producir, pueda difundir aquello que le parece interesante y sentirse responsable de un proceso dinámico en el que se siente parte integrante y que por ello, le genera una responsabilidad.
No sé si he entendido muy bien lo del arte participativo pero me gustaría crear un proyecto para difundir obras y exposiciones a través de twitter, crear una comunidad de público o participantes interesados en difundir, comentar y debatir sobre obras de arte, tanto de pintura, como de escultura, fotografía o de patrimonio natural o cultural. Queda mucho camino por recorrer pero, estoy convencida de que pronto será una realidad. ¿Te unes?
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