foto : ottmarliebert.com |
Estos días he estado pensando que es hora de volver a tocar en el grupo de Djembé pero siempre me da pereza llamar a mis compañeros para ver qué están haciendo y cuándo pienso que tendría que ponerme al día, uffff, veo una montaña grande y sinuosa que me da la sombra y me da miedo subir.
Como os he contado en otros posts lo que pasa conviene y lo que sucede no ocurre por casualidad sino por causalidad, así las cosas, el sábado vi a una de las chicas del grupo en la mascletá y me invitó a una cerveza, os tengo que confesar que las relaciones sociales hacen milagros, toda la pereza de los días atrás desapareció y no sólo eso, sino que además me invadió la ilusión de tocar y las ganas de unirme de nuevo al grupo.
Os cuento esto porque hoy he leído un artículo de investigación sobre cómo unirse a un grupo musical ayuda a forjar lazos sociales y actúa como acelerador para romper el hielo. Es un artículo muy interesante que os recomiendo leer pero antes quiero haceros un resumen de lo que yo entendí porque me parece muy útil.
En la actualidad el 80% de los contactos entre la gente se produce por redes sociales como Facebook y Twitter y estamos descuidando, en muchas ocasiones por falta de tiempo las relaciones sociales. La música ha existido desde tiempos remotos,tanto es así, que la primera flauta de hueso que se conoce tiene 40.000 años de antigüedad y desde entonces hay música. En todo este tiempo se ha venido observando sus cualidades terapéuticas y en muchas ocasiones, se ha utilizado como terapia para mejorar nuestra salud.
El artículo explicaba que pertenecer a un grupo de música (canto, percusión...) mejora la salud física y mental y promociona la vinculación social. Entre otros efectos, mejora la respiración, la postura corporal, alivia la tensión muscular, nuestro sistema inmunológico se hace más potente, mejoramos la memoria, mejora nuestro lenguaje... Los científicos señalan que tocar o cantar libera neurotransmisores tales como la B-endorfina (analgésico natural) que hace que aumenten nuestras defensas.
Antiguamente las música se practicaba en entornos sociales determinados como ritos religiosos, partidos de fútbol, entrenamientos de militares, trabajos e marineros... lo que hace pensar que la música creaba cohesión y hacía que la actividad que uno tenía que desarrollar fuera más amena y más fácil de desempeñar.
Actualmente, en nuestra sociedad, y no solo en nuestro país, hay un aumento creciente del número de coros, grupos musicales, grupos de percusión y otras entidades lo que nos sugiere que estamos volviendo de alguna manera a la tradición antigua y a la cohesión social fuera de las redes sociales. Los miembros de grupos musicales, normalmente, tocan en diferentes entidades para crear vínculos de amistad y trabajo de manera que se incrementan exponencialmente los contactos personales entre personas y por lo tanto, actúa como acelerador para romper el hielo e iniciar nuevos contactos ya que las personas parten de una afición común que hace que nuestra actitud hacía la otra persona sea de total confianza y apertura. ¿No os ha pasado nunca que cuando acabamos de conocer a alguien que comparte nuestras aficiones nos sentimos como si lo conociéramos desde hace mucho tiempo? Así es, cuando las aficiones coinciden mostramos una apertura muchas más rápida.
Os dejo el link al artículo por si os interesa leerlo, a mi me ha parecido muy interesante:
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