Roshi Stream, Kavrepalanchowk, Nepal. |
Es simple porque solo con anclarnos al presente y tomar conciencia de lo que ocurre estamos evitando la ansiedad y el estrés. Fíjate que estando en el momento presente cultivamos la creatividad y la curiosidad, percibimos todos nuestros sentidos y sensaciones corporales e investigamos sobre nuestros patrones, impulsos, deseos... Todas estas acciones nos hacen ser más conscientes de nosotros mismos y por lo tanto tiene el poder de incrementar nuestro desarrollo personal.
En el artículo explicaban que, en numerosas investigaciones, se ha demostrado el potencial de esta herramienta, y gracias a ello, las empresas se han dado cuenta de los innumerables beneficios que obtienen cultivando esta práctica. En España, un 5% de las empresas, ya han introducido técnicas de mindfulness en sus actividades diarias y se hay evidencias que demuestran que, debido a ello, se ha reducido, hasta en un 78%, las bajas laborales por ansiedad y estrés. Es una herramienta muy potente para desarrollar mayor productividad y por lo tanto reducir la ansiedad entre los empleados.
En el estudio se señalaba que, la mayoría de los empleados, tiende a postponer las tareas importantes, y se hacía un análisis de por qué tendemos a ello. La razón es que nuestra mente se siente atraída por las cosas nuevas, sentimos curiosidad de saber quien nos escribe, o quien nos llama y dejamos de hacer lo importante para averiguarlo, de esta forma, nuestro cerebro genera dopamina y sentimos una satisfacción inmediata pero, por otro lado, procrastinar o aplazar la tarea hace que nuestra mente se sienta inquieta, ansiosa y que tenga una preocupación constante de saber que tiene una tarea a medias y que es necesario que, en algún momento la acabe.
A veces, lo que nos distrae no es una circunstancia externa sino nuestros propios pensamientos, que, unas veces son muy útiles y te recuerdan algo importante, pero, que en otras ocasiones sólo son meras distracciones y ruido mental. Te aseguro que no hay nada que dé más satisfacción que terminar una tarea que has ido aplazando o procrastinando, ¿no te ha pasado nunca? Cuando la terminas, respiras, y parece que hayas soltado un lastre de, por lo menos, una tonelada, o más, si cabe.
También os tengo que confesar que, en ocasiones, procrastinar no es dañino. Os voy a dar un ejemplo, imaginaros que estáis ordenado el armario y encontráis objetos o ropa que hace más de un año que no utilizáis pero que os da apuro deshaceros de ellas por si en algún momento pudieran ser útiles. La recomendación es, ponlo dentro de una caja cerrada con fecha de caducidad y si cuando llegue esta fecha no lo has utilizado, deshazte de la caja tranquilamente porque tu objeto se merece otra vida útil, recíclalo.
Esta semana os propongo que, penséis en esa tarea que siempre aplazáis, pensad por qué lo hacéis, quizás porque os parece muy larga, o porque os resulta tediosa, o simplemente porque no os gusta. Una vez hayáis pensado en la tarea dividirla en pequeños hitos que podáis ir haciendo cada día hasta terminarla, la sensación de tranquilidad y de espacio vital que deja en vuestra mente vale la pena y os ayudará a ser mucho más productivos.
Si te apetece leer algo más sobre esta técnica oriental puedes leer el siguiente artículo:
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