Autor: Pismire |
Creo que todos estamos de acuerdo en que comunicar no es compartir información, sino que, implica algo más, significa escucha activa, recepción del mensaje y comprensión del mismo. En estos momentos, nos encontramos en una época en que la información que procesamos diariamente es mucho mayor que la que necesitamos y, en ocasiones, nos satura, de forma que desconectamos de lo que nos están diciendo porque no es de nuestro interés o porque la forma de comunicar no nos resulta interesante. Hace algunos días leí que dos investigadores de Estados Unidos habían hecho un estudio donde habían descubierto que nuestro cerebro es 30 veces más rápido a la hora de enviar información que el supercomputador IBM Sequoia. Es impresionante, pero así es, los supercomputadores intentan replicar el comportamiento humano.
En la época de la tecnología y las redes sociales comunicar y llegar a mucha gente parece sencillo, pero, ¿cómo tenemos que comunicar para ser eficaces, para que nuestros mensajes lleguen a mayor público? En primer lugar, nuestro mensajes tienen que ser breves y sencillos, pero además, y para complementar, los mensajes tienen que ser elaborados, que contengan un consejo o una experiencia personal capaz de cautivar a los lectores. Tiene que ser un mensaje con sentimiento, una idea basada en una historia personal transmitida con humildad y que influya o incite a compartirla porque sea de interés general.
En mi opinión, elaborar un buen mensaje es importante, pero igual de importante, o quizás más, es el contexto donde se produce la comunicación. Si hablamos de una comunicación personal, de tú a tú, podemos influir en que el clima sea agradable, el lugar acogedor, los muebles o las circunstancias que nos envuelven nos inciten a expresarnos de una manera emocional, sentimental o a transmitir una buena historia pero, ¿qué pasa si nuestro mensaje lo vamos a transmitir a través de las redes sociales?
Si el contexto es muy grande, quizás no podemos influir mucho en él, pero, la causalidad hará que el mensaje llegue a quien tiene que llegar y que se expanda rápidamente. ¿A qué me refiero cuando hablo de causalidad? Veréis, no hace mucho escuchaba en la radio a Antonio Nuñez hablando de su libro La estrategia del pingüino. Tengo que confesaros que me gustó mucho el título, pero mucho más, la filosofía que encierra. Antonio explicaba que los pingüinos son seres sociales que viven en colonias de unos 10.000 individuos y lo realmente sorprendente es que son comunicadores natos, son muy eficaces en su comunicación, especialmente, con su pareja y sus crías. Me impresionó saber que, dentro de la multitud, son capaces de encontrarse unos a otros con tan sólo vocalizar en la zona. Ello es así, porque tiene diferentes tipos de graznidos, con diferentes tonos y diferentes niveles de intensidad y entre "su tribu" (pareja y cría) son capaces de encontrase de una manera fácil y sencilla. Se cruzan cientos de mensajes pero ellos solo escuchan el suyo, el que tiene un tono diferente y que está hecho especialmente para ellos, personalizado. Esto mismo pasa con nuestros mensajes en las redes sociales, los lanzamos a la inmensidad y llegan justo allí, donde tienen que llegar. Me gusta mucho la similitud de las redes sociales con las colonias de pingüinos, ya que, entre los pingüinos, no hay ninguno que sea más poderoso que el resto, no existe el pingüino rey, pero, sin embargo, sus mensajes se transmiten entre colonia, aquello importante llega a toda la población de pingüinos y los mejores comunicadores se quedan con las mejoras ubicaciones del territorio para establecer su familia. Los mejores comunicadores logran alcanzar una posición privilegiada, pero además de ello, logran influir en le resto de pingüinos. Lo que está claro es que comunicarse es posicionarse y diferenciarse. Lo curioso es que si uno de ellos se zambulle en el mar, el resto de pingüinos empiezan a tirarse siguiendo a su líder, al buen comunicador, al que ha logrado la mejor posición y al que comparte buena información. ¿Encuentras similitud? ¡Qué curiosa es la naturaleza! Los animales y las plantas se adaptan al medio sin casi esfuerzo, no les cuesta transformarse, fluyen con las circunstancias. ¿ Y los seres humanos?, Parece que nos cuesta un poco más.
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