Esta semana he estado reflexionando sobre los motivos por los que aplazamos algunas acciones que nos llegan a alcanzar nuestros objetivos. ¿Lo has pensado alguna vez? ¿por qué aplazamos cosas que consideramos importantes?
En primer lugar aplazamos todo aquello que no tenga unas instrucciones claras, nuestra mente necesita saber, sin incertidumbre, cuál será el próximo paso. Es cierto que la incertidumbre forma parte de la vida pero para evitar distracciones, lo más factible es coger nuestro proyecto y trocearlo en las unidades más pequeñas posibles, pequeñas acciones que no me supongan mucho esfuerzo y que además estén claramente definidas. Cuando la mente conoce cuál es el siguiente paso, sabe hacía dónde va y cual será el resultado es más fácil llevar a cabo las acciones necesarias para llegar a nuestra meta. Como decía Julio César divide y vencerás, nuestra cerebro trabaja mejor con pequeñas piezas de información.
También solemos posponer aquello que nos da miedo, cosas nuevas y aquellas que pensamos que son difíciles, sin llegar ni siquiera a probarlas. Nuestro cerebro está acostumbrado a estar en su zona de confort, le da pereza salir de ella y probar cosas nuevas por lo que nuestro diálogo interno suele hacer que nos convenzamos a nosotros mismos de que hacer algo nuevo no es la mejor opción. Sin embargo esto puede superarse si nos atrevemos a ser curiosos.
A veces sucede que lo que persigues conscientemente no está alineado con tu propósito de vida y por lo tanto te falta el compromiso. Tu mente consciente quiere conseguir algo, como, por ejemplo, hablar inglés, pero a tu inconsciente no le gusta la idea, realmente no sabes si quieres o no hablar inglés pero culturalmente o socialmente está bien visto por lo que crees fervientemente que es tu objetivo. Cuando no tengo compromiso porque no estoy segura de si es lo que quiero tengo que usar mi esfuerzo para realizar las tareas que he planificado y el esfuerzo no es sostenible en el tiempo. Las tareas que hago con esfuerzo están destinadas a terminar en el corto plazo porque para que sean duraderas tengo que crear hábitos y rutinas que pueda repetir en el tiempo sin esfuerzo. Esto enlaza con lo que os contaba el otro día sobre la teoría del iceberg, no se puede cambiar solamente la conducta porque si hacemos esto sera solo una operación de maquillaje no sostenible en el tiempo.
Otras veces aplazamos nuestras tareas porque tendemos a dispersarnos con cualquier circunstancia externa, si no ponemos foco en nuestro destino, si no sabemos hacía dónde nos dirigimos, el GPS no funciona. El Dr. Anders Ericsson hizo un estudio para ver porque algunas personas eran expertas en un tema y, por ello, consideradas genios. Este autor llegó a la conclusión de que las personas consideradas genios habían dedicado 10.000 horas de su tiempo para practicar, pero no practicar de cualquier manera, sino con foco y estrategia. Para ilustrar esta idea me gustaría contaros un cuento que compartieron conmigo hace unos días y que me encanta, cuenta la leyenda que había un joven que quería convertirse en el mejor arquero del mundo, para lograrlo viajó durante mucho tiempo para encontrarse con el que hasta entonces era considerado el mejor y más sabio arquero del mundo. El joven muy ilusionado de tener el gran privilegio de conversar con él le preguntó que es lo qué tenía que hacer para ser el mejor arquero del mundo y el sabio le dijo: "para ser el mejor arquero del mundo has de disparar cada noche a la luna, cunado lo consigas, te aseguro que habrás logrado tu objetivo". El joven dio las gracias y volvió a su lugar de origen, desde aquel día cada noche salía y disparaba durante toda noche hacía la luna, no se acercaba ni por asomo, pero el joven cada noche salía y lo intentaba de nuevo, durante muchas y muchas noches nunca dejó de intentarlo y nunca fue capaz de clavar su flecha en la luna, pero un buen día, la vida quiso que le nombraron el mejor arquero del mundo, había practicado tanto y con tanto entusiasmo que no había nadie capaz de superarlo en el manejo del arco y la flecha. Este cuento me gusta mucho porque nos recuerda que la práctica hace al maestro, pero eso si, no cualquier clase de práctica ha de ser con foco y estrategia y sin perder de vista cuál es nuestro destino.
Espero que te haya gustado este post y te lanzo una reflexión ¿sueles aplazar cosas? ¿cuál crees que es el motivo?
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