Hace algún tiempo empecé a leer el libro "un curso de milagros" y os confieso que es uno de mis libros de cabecera, no es un libro para leer de un tirón e incluso muchas veces estás leyendo cosas que en el momento no comprendes pero que más tarde adquieren todo su valor.
Es un poco como aquello que decía que mi iaia, "lo que pasa conviene", así es, puede que en el momento no lo veas pero con el tiempo adquiere todo su valor y entiendes cuál era el aprendizaje de ese momento porque la vida es aprendizaje continuo, solo has de tener la curiosidad y la ilusión de vivir la situación e integrarlo como una experiencia de vida.
Os contaba esto porque una de las bases del libro del curso de milagros es que "nunca estamos enfadados por la razón que creemos estarlo" y así es, creemos que estamos enfadado por lo que nos sucede cuando en realidad lo estamos por nuestra interpretación de las cosas que suceden.
Nuestra mente tiene un mecanismo muy curioso para defenderse de las agresiones externas, interpretamos todo lo que nos sucede, y lo hacemos de acuerdo a nuestras creencias, experiencias y valores, no estamos disgustados por lo que ha pasado sino por lo que interpretamos o pensamos sobre lo que ha sucedido. Tendemos a proyectar sobre los demás cosas que están en nuestro inconsciente y que ni siquiera sabemos que están allí.
En alguna ocasión os he contado que me hubiera gustado estudiar historia de arte o turismo o algo relacionada con la cultura pero mi padre se empeñó en que la única titulación que tenía salida y la que debía estudiar era derecho. Así que, por no incordiar, estudié derecho. Muchos escritores de libros de viajes han estudiado derecho y luego trabajan en otra cosa, es decir la titulación te sirve para adquirir una aprendizaje, una base, pero no determina que necesariamente te tengas que dedicar a ello. Hace unos días estaba argumentando que merecía una beca que me habían otorgado porque tenía una titulación coherente con lo que había que hacer y tenía mucho experiencia en este ámbito. La persona que rebatía mis argumentos, en cierto momento dijo: "Aquí hay muchas personas con talento, fíjate que hay incluso abogados". Imaginaos, en mí se despertó una lucecita interior, despertó algo que había dormido en mí, para ella ser abogado era la titulación más importante del mundo y yo, no solo no era de su opinión sino que además había tocado en mi un estado emocional, había en mí como una especie de rechazo a la profesión de abogado porque para mí había sido simplemente un camino que había que pasar para dedicarme a lo que me realmente me gusta. En definitiva, se despertó en mi algo interior que me disgustó. En un primer momento pensé que me disgustaba que no reconociera que era merecedora de la beca pero ahora me doy cuenta de lo que en realidad me dolió fue que pensara que derecho era la titulación más importante del mundo.
Recuerda, nunca estamos enfadados por la razón que creemos, siempre hay algo que dispara nuestra angustia y que es bueno que reflexiones sobre ello porque siempre nos creemos nuestra propio interpretación de las cosas y, aveces, podemos evitarnos un disgusto, solo aceptando que las cosas no son siempre como creemos.
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