Hoy me levanté decidida a escribir el último post del año 2017. Todos los años escribo uno en el que hago balance de lo conseguido en el año anterior y los buenos propósitos para el nuevo año. Este año para mí ha estado muy marcado por la oposición, he tenido que dejar aparcado temporalmente las cosas que más me gustaban, escribir artículos, tocar el djembé, leer y hacer reseñas de mis libros preferidos, hacer senderismo, disfrutar de las plantas, ir al observatorio a ver los pájaros, participar en el voluntariado lingüístico... Tuve que decir que no a todos mis compromisos pero eso también tiene sus ventajas, empiezo de nuevo sin compromisos adquiridos y puedo valorar que cosas me aportan valor y qué actividades no me acercan a mis objetivos.
Estos días estoy leyendo libros sobre productividad personal consciente y el método GTD, hace algunos años empecé a seguir el blog de Alberto Pena y aunque no profundicé mucho, después hice un curso con Jeroen Sangers del blog "El canasto" y ahora estoy profundizando aún más con Beatriz Blasco y os he de confesar que está siendo una experiencia simplemente maravillosa. Os contaba esto porque últimamente no paro de interiorizar que allí donde pones tu foco pones tus pensamientos y dónde están tus pensamientos concentras tu energía. Es una enseñanza muy practica porque recuerda siempre que la energía es limitada y por lo tanto tenemos que usarla para construir un sistema coherente donde cada actividad que desarrollemos nos acerque a nuestro objetivo. Así es, toda actividad forma parte de un objetivo superior, es como nosotros, siempre formamos parte de algo superior, vivimos en una finca que forma parte de una ciudad, que a su vez forma parte de un país, que a su vez forma parte del mundo, que a su vez... Todo forma parte de algo superior, cada acción que desarrollamos está en conexión con muchas otras que desarrollaremos en un futuro cercano y muchas más a las que hemos dicho que no.
Esta mañana, por causalidad, leí un post de Lucia Terol en el que decía que el minimalismo era hacer menos cosas en menos tiempo, en un primer momento la frase llamó mi atención pero si lo piensas es cierto. No hay que hacer muchas cosas sino las necesarias y en lugar de hacer listas de cosas para hacer lo que voy a hacer este año es listas de cosas que no piensas hacer, si lo tienes claro, si lo has postpuesto en muchas ocasiones, si no te llama, si te da pereza hacerlo, no lo dejes más en la lista, te ánimo a tacharlo y ponerlo en la lista de no lo haré y, lo tengo claro, no lo haré porque solo pensar en si lo voy a hacer o no ya me está quitando la energía que podría estar usando para hacer otras cosas que tengo claro que si que quiero hacer. Nuestra mente tiene como un recordatorio inconsciente que cada cierto tiempo te recuerda lo que te falta por hacer y si tienes claro que no lo harás por qué mantenerlo por qué no liberar espacio. La doctrina habla de frentes abiertos o ideas que te vienen a la mente en momentos inoportunos, es fácil, elimina las tareas, táchalas, disfruta garabateando y quitando de tu mente aquello que te preocupa. Simplifica. Me ha gustado mucho un ejemplo de Lucia en el que decía que si te dan un café muy caliente esperas antes de beber, haz lo mismo con tus decisiones, espera que se enfríen un poco y serán más coherentes.
Yo lo tengo claro, este año mi lista de propósitos será tachar de mis listas antiguas todo lo que no pienso hacer. Tenemos la energía limitada y aprender a distribuirla es una tarea clave en nuestro día a día. ¿Te animas?
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