Hace algunos días os conté una historia sobre el fresno que me vino a la memoria el día que salí de excursión a la umbría de Buñol con el centro excursionista de Valencia. Este mismo día, en nuestra excursión pasamos por una zona poblada de cipreses, una casa de repobladores, verde, cálida y muy acogedora, al pasar por su sendero recordé otra vieja historia, la historia del ciprés. Como todos sabéis y habréis podido comprobar, el ciprés es un árbol majestuoso, alto, solemne, con carisma y que habitualmente, sobre todo en las zonas mediterráneas, encontramos en las tapias de los cementerios. Quizás os preguntaréis cómo ha llegado a ser el ciprés monumento funerario y la respuesta es simple, pero a su vez curiosa.
Vamos a hacer un esfuerzo imaginario y vamos a remontarnos a la época romana. En esta época los cipreses eran un elemento de la arquitectura, era un elemento comunicador, como los carteles ahora, y lo plantaban con la intención de que fueran señales claras y seguras para los viajeros que recorrían sus senderos. Así, si un viajero romano encontraba un sólo ciprés en medio del camino, era un símbolo claro y evidente de que en ese lugar podía abastecerse de agua fresca y limpia. Asimismo, si encontraba dos cipreses, el viajero podía asegurarse de que esa noche saborearía un buen manjar en algún lugar acogedor.
También se usaban como símbolo de reconocimiento social, de modo que si antes de una casa había un sendero formado por dos filas de cipreses aquella casa era de una persona socialmente reconocida y de gran valía personal. Paralelamente, en las grandes avenidas se plantaban dos filas de cipreses para dar la bienvenida al viajero o a las tropas victoriosas cuando regresaban de sus batallas.
Posteriormente, a alguien se le ocurrió plantarlo en las vallas de los cementerios como símbolo de bienvenido a la vida eterna, fue un mimetismo, fue una copia de la bienvenida romana pero para los difuntos.
Lo cierto es que es un árbol verde, muy longevo y cuyas raíces no se expanden hacía los laterales, sino que más bien van hacía abajo por lo que no tienen peligro de destrozar nada a su alrededor. Su madera es tan resistente que se dice que el Arca de Noé se hizo de madera de ciprés y son tan verdes que siempre dan un toque y un olor de distinción.
En resumen, fijaros como se ha deformado la realidad, originariamente los cipreses eran símbolo de bienvenida y para muchos de nosotros son árboles tristes que representan el duelo y el dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario