Para conseguir nuestros objetivos podemos usar nuestra fuerza de voluntad o crear pequeños hábitos diarios que se consoliden en el tiempo pero hay que pensar que la fuerza de voluntad es una energía que agota por lo que cuando el objetivo pierda novedad terminaremos abandonándolo por otro más novedoso.
Un libro que recomiendo y que trata muy bien este tema es el de "Hábitos atómicos" de James Clear. Se trata de un libro muy práctico con buenas ideas para poner en marcha desde que empiezas a leerlo. Una de las ideas que se trabaja es que el hábito permanece contigo cuando pasa a formar parte de tu identidad, lo tienes en tu mente y es parte de ti y para ello te lo tienes que poner fácil desde el principio, intentando que el contexto sea tu aliado para hacer las cosas lo más fácil posible y dando el paso más pequeño posible para que no suponga un gran esfuerzo instaurarlo. Lo malo de los hábitos es que en determinado momento pueden volverse aburridos.
En un estudio realizado por la Universidad de California, el equipo investigador pidió a los participantes en el experimento que registraran lo que hacían cada dos horas durante dos días, por ejemplo, estudiar, pasear, conversar, socializar, salir con amigos... y que registraran si sentían satisfechos con lo que estaban haciendo en ese momento. Los investigadores descubrieron que cuando se realizaban actividades repetitivas o cotidianas las emociones eran menos intensas que cuando se estaba realizando algo nuevo.
Así llegaron a la llamada “doble ley de los hábitos”: “La repetición tiene múltiples efectos”, dice. “Uno es fortalecer la huella de la memoria de una acción, para que las tendencias habituales se fortalezcan. La otra es debilitar tu respuesta emocional (comienza el aburrimiento), de modo que ya no disfrutas mucho de lo que estás haciendo”.
En este sentido hay muchas investigaciones sobre cómo instaurar hábitos que sean aliados en la consecución de tus objetivos pero hay que tener en cuenta que los hábitos pueden llevarnos también al aburrimiento y al abandono de los mismos por lo que cuando veamos que dejamos de seguir algunos hábitos que nos ayudan a la consecución de nuestros objetivos habría qué pensar cómo sustituirlos por otros que nos motiven más, sean más divertidos y trabajen a nuestro favor.
“El desafío”, dicen los investigadores, “es descubrir cómo cambiar las cosas en tu mente sin dejar de mantener la eficiencia”.
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