Emily Pronin, investigadora de Princenton, concluyó su investigación afirmando que la forma en que nos vemos a nosotros mismos está distorsionada. Tenemos una ilusión de introspección que pocas veces coincide con la realidad. Estamos educados para enmascarar nuestros propios sesgos, nuestra visión se ve afectada por algunos procesos inconscientes de modo que las personas más cercanas nos conocen mejor que nosotros mismos.
Me gusta reflexionar sobre este tema porque sabéis que me encanta el lenguaje no verbal, y que, según investigaciones el lenguaje no verbal representa un 97% del proceso de comunicación. No nos conocemos bien porque no vemos nuestros propios ojos que tantas emociones y sentimientos expresan, así es, si los ojos parpadean continuamente expresan síntomas de estrés o si la posición del cuerpo está caída nos indica que algo nos pesa y que nos sentimos abatidos.
Nuestra tendencia al autoengaño previene del deseo de impresionar a los demás, en un ensayo le dijeron a un grupo de personas que si ponían el cursor en un determinada posición de forma rápida significaba que tenía un inteligencia más alta que la media. Casi todos los individuos tenían muy buenos ratios en mover el cursor. Esto es así porque la propia visión que tenemos de nosotros mismos influye en nuestro comportamiento produciéndose el fenómeno de la profecía autocumplida.
En el estudio se confirmó que si vemos una de nuestras características como mutable nos inclinamos a trabajar más en ella para desarrollarla, en cambio si la consideramos inmutable no haremos nada por cambiarla, cómo veis, el cambio depende de nuestra percepción.
En general tendemos a ver nuestra personalidad como estática porque nos ofrece seguridad. La imagen que creamos de nosotros es como un refugio seguro en un mundo en constante cambio (yo soy así). Según los investigadores el autoconocimiento es complicado porque estamos en un proceso continuo de adaptación al cambio.
En definitiva, nos resulta complicado conocernos por los procesos inconscientes que se desarrollan en nosotros, juega el sesgo de vernos de una determinado forma y al vernos así actuamos en consecuencia por lo que se produce la profecía autocumplida, ¿Y tú, cómo te ves? ¿Crees que te conoces?
Te ánimo a confeccionar tu tablón de visión o tablón de los sueños, como le llaman algunos, para que te sirva de orientación en tu visión y a diseñar los próximos pasos para alcanzarla.
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