Anna Karenina y nuestra pasión por inventar

Hace unos días leí un post que me gustó mucho, el artículo trataba sobre Anna Karenina y nuestra afición por inventar. Como os he contado en otras ocasiones, la mente siempre improvisa, cuando en una historia hay huecos tiende a rellenarlos con la imaginación. Doy fe de que es cierto, cuando estoy escuchando algo en inglés y no termino de comprenderlo, cuando acaba la conferencia tengo una idea clara de lo que el autor quería decir, aunque, claro,  muchas veces no coincide con la realidad. Tenemos la ilusión de que comprendemos todo lo que pasa a nuestro alrededor, creemos que tenemos una visión completa de lo que nos pasa, somos geniales creando respuestas instantáneas, inventamos, forma parte de nuestra creatividad. Inventamos y pensamos que forma parte de nuestra realidad más inmediata.

Sé que estaréis pensando en qué tiene que ver la historia de Anna Karenina con la invención de nuestra mente, con el mundo de la ilusión, con el de la percepción, con la incertidumbre... pues bien, la relación es la siguiente. No sé si habéis leído la novela pero a mí me impactó mucho cuando lo hice, en ella Leon Tolstoi  nos cuenta una historia social de la época muy reveladora. Leon Tolstoi escribió esta novela en 1877, en el marco de una sociedad muy conservadora, y nos contaba la historia de una mujer valiente y decidida que se enamora de un militar y que muere tirándose a la vía de tren por un amor imposible. 

El autor del post explicaba que Leon Tolstoi en sus líneas hace una descripción física de Anna, nos dice sus rasgos físicos, el color de su pelo, sus ojos, su complexión e incluso su forma de vestir. Nadie cuestiona por qué Anna es morena o por qué viste de una determinada manera, o por qué tiene una cierta complexión, esto es una certeza, una verdad absoluta y nadie duda de que pueda ser de otra manera. En cambio, cuando nos cuenta que nuestra protagonista muere tirándose a las vías del tren, surge la incertidumbre, todo el mundo piensa o intuye cuál es el motivo del suicidio pero si le preguntas a varias personas cuál creen que es el motivo de la muerte, nadie coincide, ¿Por qué se suicidó Anna Karenina? Nuestra mente no soporta la incertidumbre, y tendemos a completar aquello que no sabemos, Tenemos la ilusión de la comprensión y tendemos a improvisar y a buscar explicaciones para cualquier cosa que nos pasa. Esta es la magia de la literatura, todos leemos lo mismo y cada uno interpreta una cosa diferente, nos hace vivir sueños mágicos. Inventamos con la intención de que nuestra mente descanse y deje de buscar la verdad. ¿No os ha pasado nunca que cuándo pasa algo inesperado y que duele tendemos a pensar en mil motivos para justificar los hechos?  Es bastante duro hasta que te das cuenta de que es una espiral y, entonces, dejas de hacerlo y das tu respuesta por verdadera.

Nuestra mente funciona de una manera muy particular y da respuestas únicas y singulares, Hace unos días leía que ante una afirmación sencilla pero que no sabemos resolver tendemos a decir que es verdadera o falsa dependiendo de la presentación que nos hagan del hecho, según nos den la explicación, nuestra mente responde de una forma o de otra, pero si nos preguntan en qué nos basamos para dar esa respuesta nunca decimos que nos basamos en las formas sino que buscamos un argumento que a nuestra mente le parezca más firme. Aquí está la clave para poder contar historias para el cambio.

En resumen, todos somos diferentes y contamos la historia a nuestra manera, según nos indica nuestra mente, tendemos a asociar ideas a compararnos con las historias que nos cuentan los demás y a improvisar en nuestras respuestas. Lo fundamental es que esto no significa que no estemos diciendo la verdad, como decía un buen amigo mío, mentir es decir lo contrario a lo que se piensa e inventar es crear.

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