Rueda de Plutchick |
La sorpresa es una emoción calificada como primaria, es una emoción neutra que surge cuando sucede algo que no teníamos previsto, algo que eramos incapaces de predecir o esperar. Es una emoción muy breve, ya que da paso a otras emociones una vez experimentada la sorpresa.
Actualmente, casi todo lo tenemos planificado, podemos esperar cualquier cosa por eso hay tan pocas cosas que nos sorprenden que no cabe esta emoción, asimismo, la mayoría de las cosas pasan inmediatamente a una emoción negativa como el rechazo.
La sorpresa como todas las emociones tiene intensidad, así en su intensidad más baja la sorpresa se muestra como distracción, un poco más fuerte llega la sorpresa y en su intensidad más fuerte el asombro. La capacidad de asombrarnos ante pequeñas cosas que nos regala la vida como una puesta de sol o una flor o sentir nuestros pies dentro del agua, sintiendo la energía que nos transmite el mar es algo que deberíamos propiciar para que sucediera con más frecuencia y vivirlo con intensidad, lentamente y disfrutando de las reacciones.
Es importante observar como la sorpresa combinada con otras emociones hace que nuestros sentimientos vayan cambiando, así si hay algo que me sorprende y seguidamente le temo, surge el sobrecogimiento, la consternación, la parálisis, la evitación.
Si un hecho determinado produce en mi sorpresa y de ahí surge la tristeza, provoca en mí un sentimiento de desaprobación, no me gusta lo que sucede, lo rechazo, no lo valido, no le quiero conceder un valor en mi vida.
Si la sorpresa va acompañada de la confianza surge la curiosidad. Este es el sentimiento necesario para ir más allá,. para cuestionar las cosas, para avanzar, es el sentimiento que nos empuja a conocer más cosas, a motivarnos, a lograr nuestros objetivos, a seguir luchando, a la perseverancia.
Si como consecuencia de la sorpresa siento alegría, me siento feliz, con ganas de sonreír, con ganas de compartir y sobretodo con ganas de continuar y repetir. En cambio si después de la sorpresa viene el enojo, siento indignación, pena, rabia y dolor.
Todas las emociones nos preparan para algo, en este caso, la sorpresa nos sirve para prepararnos para aquello que viene después, es una emoción adaptativa. Su emoción contraria sería la anticipación.
Asimismo como todas las emociones tiene unas características fisiológicas, produce unas reacciones determinadas que suelen ser aceleración en un primer momento y luego las reacciones típicas del sentimiento en el que se derive.
Según el triángulo cognitivo, todo en la vida empieza con un pensamiento, que deriva en un sentimiento y se traduce en una acción. La pregunta que surge es ¿podríamos llamar a una emoción determinada rememorando un pensamiento? ¿La mente detecta si el pensamiento es real y está pasando en el momento actual o es algo que sucedió y que estamos recreando desde nuestra memoria?
Hay estudios que demuestran que podemos llamar a los sentimientos fijando un ancla, teniendo un pensamiento que nos haga resurgir el sentimiento y podamos revivirlo. Lo importante es que siempre tiene que haber un equilibrio, una armonía entre la positividad y la negatividad. El mundo es dual, hay orden pero también hay caos, todas las emociones tienen su contrapuesta y hay que aceptarlo. ¿Qué pasaría si viviéramos siempre desde la positividad? ¿Qué sucede cuando encontramos a una persona que todo lo que pasa en la vida lo vive desde la positividad, absolutamente todo? ¿Se puede conversar con alguien que nunca ve nada negativo? Esas personas que están en la inopia y que de tanta calma te hacen perder los nervios. Confieso que las hay, pero no viven en un mundo real, sino en un mundo imaginario.
En resumen, somos como un barco, el barco tiene casco y vela, necesitamos las dos partes para navegar, no podemos navegar sólo con la vela ni sólo con el casco. Hay que vivir desde la dualidad. Todo en la vida es experiencia. Experimentar es divertido, ser consciente, vivir el ahora. ¿Cuál es tu emoción preferida? ¿te atreves a observar cuantas veces te surge en un día?. Experimenta!!!
Según el triángulo cognitivo, todo en la vida empieza con un pensamiento, que deriva en un sentimiento y se traduce en una acción. La pregunta que surge es ¿podríamos llamar a una emoción determinada rememorando un pensamiento? ¿La mente detecta si el pensamiento es real y está pasando en el momento actual o es algo que sucedió y que estamos recreando desde nuestra memoria?
Hay estudios que demuestran que podemos llamar a los sentimientos fijando un ancla, teniendo un pensamiento que nos haga resurgir el sentimiento y podamos revivirlo. Lo importante es que siempre tiene que haber un equilibrio, una armonía entre la positividad y la negatividad. El mundo es dual, hay orden pero también hay caos, todas las emociones tienen su contrapuesta y hay que aceptarlo. ¿Qué pasaría si viviéramos siempre desde la positividad? ¿Qué sucede cuando encontramos a una persona que todo lo que pasa en la vida lo vive desde la positividad, absolutamente todo? ¿Se puede conversar con alguien que nunca ve nada negativo? Esas personas que están en la inopia y que de tanta calma te hacen perder los nervios. Confieso que las hay, pero no viven en un mundo real, sino en un mundo imaginario.
En resumen, somos como un barco, el barco tiene casco y vela, necesitamos las dos partes para navegar, no podemos navegar sólo con la vela ni sólo con el casco. Hay que vivir desde la dualidad. Todo en la vida es experiencia. Experimentar es divertido, ser consciente, vivir el ahora. ¿Cuál es tu emoción preferida? ¿te atreves a observar cuantas veces te surge en un día?. Experimenta!!!
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