El Principito y los tres baobabs (segunda parte)
Tal y como os conté en el post anterior, El Principito es un libro del que no te cansas nunca, cada vez que lo lees lo haces de manera diferente y descubres cosas que no habías visto en una primera lectura. Es un libro para todas las edades, lleno de símbolos y enseñanzas que nunca se olvidan.
Una de las lecciones que más me gusta es la del capítulo V. Si, es el capítulo en que El Principito nos presenta a los baobabs. El Principito quiere un cordero, desea un cordero que coma arbustos ya que está muy preocupado porque en su país crecen terribles baobabs.
"Hice notar al principito que los baobabs no son arbustos, sino árboles grandes como iglesias y que aun si llevara con él toda una tropa de elefantes, la tropa no acabaría con un sólo baobab.
El principito observó- "pero los baobabs antes de crecer comienzan por ser pequeños."
En efecto en el planeta del principito, como en todos los planetas había hierbas buenas y hierbas malas. Como resultado de buenas semillas de buenas hierbas y de malas semillas de malas hierbas. Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse. Entonces se estira y, tímidamente al comienzo, crece hacía el sol una encantadora brizna inofensiva. Si se trata de una planta mala, debe arrancarse la planta inmediatamente, en cuanto se ha podido reconocerla. Si un baobab no se arranca a tiempo ya no es posible desembarazarse de él. Invade todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño y si los baobabs son demasiado numerosos lo hacen estallar.
Es cuestión de disciplina. Cuando una termina de arreglarse por la mañana debe hacer cuidadosamente la limpieza del planeta. Es un trabajo aburrido pero fácil."
Así es, este capítulo está lleno de sabias enseñanzas y simbolismos. El cordero representa a los sueños, a la tranquilidad, a la ternura, cuando no podemos dormir contamos corderitos, se los enlaza con los sueños tranquilos y relajantes contando tiernas orejitas que saltan en un hermoso prado. Es el símbolo del sueño tranquilo y reparador.
El planeta es nuestro cuerpo, es nuestra casa, es donde se aloja nuestro espíritu, nuestro ser, nuestra alma, lo más intimo de nosotros y nuestra casa siempre tiene que estar limpia, limpia de malas semillas, limpia de todo obstáculo que nos impida llegar a aquello que nos hemos propuesto, a nuestros objetivos a nuestros sueños, a nuestra más bellos anhelos y deseos. Alcanzamos nuestros objetivos cuando habitamos un cuerpo preparado para conseguir todo aquello que nos proponemos, si el cuerpo no está en condiciones, nuestra mente no puede trabajar al mismo ritmo que si estuviera todo en orden.
Los baobabs representan los malos pensamientos, una vez crecen, son robustos como iglesias. ¿Hay algo más fuerte y robusto que una iglesia?. Toda acción siempre comienza por un pensamiento. Nace un pensamiento que desata una emoción y que se traduce en una acción. Siempre empezamos nuestras andaduras con un pensamiento pero ese pensamiento puede ser positivo o negativo. Al principio no se sabe, todos nuestros pensamientos están en nuestra mente, habitan en la tierra y no son ni buenos ni malos, sólo son pensamientos que hacen que nos movamos hacía algún sitio y tomemos una decisión, son pensamientos que desatan una emoción. ¿Qué pasa si los pensamientos son negativos?
Si esos pensamientos son negativos, se traducen en una emoción negativa. Las emociones no son buenas ni malas, sólo nos dan información para que tomemos una decisión, podemos vivir la emoción y si la consideramos negativa desecharla. No hay que dejar crecer las emociones negativas porque si un baobab no se arranca a tiempo ya no es posible desembarazarse de él e invade todo el planeta, lo perfora y puede hacerlo estallar.
Si nos centramos en una emoción negativa no podemos tomar las decisiones correctas, nos centramos en un determinado enfoque y no somos capaces de ver más alternativas porque ya estamos focalizados y centrados en algo que nos afecta, que nos inunda y que no nos deja ver más allá de lo que tenemos delante de los ojos, perdemos la perspectiva.
Doy fe de que así es, cuando algo que nos afecta mucho se instala en nuestra mente y no lo dejamos marchar pasamos las 24 horas del día (y porque no hay más) pensando en cómo pudo suceder y qué hicimos para que sucediera o qué podríamos haber hecho para que no sucediera, no podemos dormir y entonces nuestra oveja interna no puede comerse el baobab, cada vez estamos más ansiosos, perdemos la capacidad de escucha y cuesta mucho trabajo volver a la situación inicial de la que partíamos.
La vida es muy hermosa, cada día disfrutamos de nuevas experiencias que podemos clasificar como positivas o como negativas pero aún siendo negativas siempre son experiencias, nuevas enseñanzas y si nuestra mente ha descansado y está libre de baobabs podemos utilizarla a nuestra favor, crear nuevas situaciones y encontrar nuevos retos. Como dice mi grupo de música favorito "es mejor caminar que pararse y ponerse a temblar".
En resumen, me encanta este capítulo, como muchos otros, porque nos enseña que vivir es cuestión de disciplina, al igual que aseas tu casa cada mañana, tu mente también debe permanecer limpia. Os recomiendo que uséis la atención plena y la herramienta del mindfulness.
¿Os habéis planteado por qué son tres los baobabs que crecen en el planeta del perezoso? Bueno, lo dejaré para otro post, la verdad es que El Principito da para mucho.
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