Buenos días a todos/as,
Como sabéis me gusta mucho el libro de James Clear, "Hábitos atómicos" porque te ayuda a simplificar las acciones del día a día y a ahorrar mucho tiempo para invertir en tu descanso.
Como suscriptora de su web y seguridora de sus artículos recibí un correo indicándome que si había comprado el libro le enviara el ticket y me enviarían un correo con un capítulo que inicialmente formaba parte del libro y que, finalmente, no se publicó. Imaginaos mi intriga ¿Qué capñitulo sería ese? Estoy muy contenta con lo que recibí porque además del capítulo también recibí consejos para poner en práctica lo que cuenta su libro y os confieso que son muy útiles.
Este año mi objetivo es aprender a decir no de forma elegante. Cuando dices que sí a todo, inconscientemente, le estás diciendo que no a muchas cosas, no disponemos de tiempo suficiente para hacer todo lo que nos apetece o nos piden por lo que es muy importante fijarse una dirección que te sirva de brújula a la hora de decir que sí o que no. No se trata de que elijas lo que te gusta porque yo, que soy multiapasionada lo cogería todo, sino de que pienses en tú meta, en lo qué quieres conseguir a largo plazo y cada vez que te inviten a algo, antes de contestar de forma impulsiva, analices la propuesta y si te dirige hacía tu objetivo es su sí claro, si no te acerca, es un no rotundo y si dudas, también es un no rotundo. Confía en tu intuicion , si dudas seguro que no te lleva donde quieres.
Decir que no es desafiante, sobre todo si te lo pide un amigo, pero hay que ser fiel a nuestros valores y a nuestros objetivos. Existen maneras elegantes de decir que no y aunque siempre me ha costado, aprendí la lección de un compañero de trabajo que lo hacía con mucha facilidad. Al final comprendí que hacer las cosas fáciles también es simplificar.
Como anécdota os contaré que vivo en un lugar repleto de artistas, tengo muchos amigos artístas y un día, en el colegio de mis hijas me propusieron que hablara con alguno de ellos para decirles si podían pintar un graffiti en una valla gris cemento que rodeaba el patio del colegio.
Lo ví clarísimo y así lo hice, hable con mi amigo y le conté que los niños estaban rodeados de una valla fea y gris y que queríamos pintar algo que animara a los niños a ser creativos. Le vendí que iba a colaborar en un fin mayor. Se me quedo mirando fijamente y me dijo: - "¡Claro, que buena idea!, me parece una opción magnifica esos niños necesitan una vida con mucho color, necesitan rodearse de belleza, y creo que la mejor opción es que lo pintes tú y yo lo superviso".
Me quedé fría, no he pintado nunca y menos aún una valla de un colegio enorme, pero fue su manera sutil y elegante de decirme que eso era mucho trabajo, y que no era tan fácil como parecia a primera vista".
Si mi amigo me hubiera dicho que si, hubiera estado un tiempo preparando la valla para poder pintar el grafiti, planeando la pintura y finalmente pintándola. No sé si realmente era una pérdida de tiempo o una inversión pero lo que si es real es que hubiera invertido tiempo que tenía que desviar de perseguir sus propios objetivos.
En definitiva, decir que no, ahorra mucho tiempo, te ayuda a ser productivo porque te enfocas en tus propios objetivos y si aprendes a hacerlo de forma elegante nunca supondrá una afrenta y si lo supone, ya lo sabéis, mi abuela siempre decia "quien se enfada, dos veces trabaja".
En el próximo post os contaré que he decidido planificar la escritura de la biografía de mi abuela porque si no lo hago así no lo acabaré nunca.
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