"TÁCTICA es lo que se hace cuando hay algo que hacer, ESTRATEGIA es lo que se hace cuando no hay nada que hacer"
Savielly Tartakover

domingo, 29 de enero de 2017

Percepción de las colas

La percepción humana es relativa, hay variables que influyen en nuestra visión del mundo y en como percibimos las cosas que nos suceden o que vivimos en el día a día. Nuestra experiencia previa y nuestras creencias hacen que un mismo hecho sea percibido de manera diferente por dos personas distintas.

Partiendo de esta premisa, no todas las personas ven el hecho de hacer cola de la misma forma, aunque a nadie nos gusta hacer cola, la interpretación del hecho hace que lo vivamos de una forma determinada y con un significado diferente.

Está estudiado que somos muy ineficaces a la hora de contar el tiempo que llevamos en una cola, siempre tendemos a creer que  hemos estado mucho más tiempo en la cola del que realmente hemos estado, porque nos parece que hacer cola es una pérdida de tiempo y por ello, un hecho negativo en nuestra vida. Nuestro tiempo es sagrado. En este punto hay que señalar que no vemos todas las colas de igual manera, así si vamos a un restaurante de comida rápida y hay cola pensamos que el restaurante tiene un mal sistema de organización y que están perjudicando a los usuarios, no estamos dispuesto a hacer una cola en un restaurante de este tipo. En cambio si vamos a un restaurante de lujo o a un museo o algo que consideramos que es interesante, nos gusta que haya una cierta cola porque ello implica que aquello que vamos a hacer o que vamos a ver es apreciado por mucha gente y que no podemos estar equivocados en nuestra elección. Es decir, en determinados sitios nos gusta que haya cola, aunque no demasiada. Hay estudios que demuestran que muchas veces las colas se producen de forma ficticia o controlada para dar al usuario esta sensación de que lo que va a hacer es algo mágico y por lo que vale la pena esperar. Nuestra concepción del tiempo y la ilusión de hacer muchas cosas, hace que una cola sea frustrante.

El estudio señala que una de las cosas que más estrés produce a las personas son las multicolas, cuando hay varias colas y una de ellas avanza más rápida que el resto se produce un estrés incontrolado y un malestar creciente entre los ciudadanos que están en el resto de colas. Esta demostrado que en nuestra vida tendemos a la comparación y por ello tendemos a pensar cuáles son las posibilidades de ponernos en la cola más lenta y el hecho de tener que elegir ya nos produce nerviosismo. Esto lo ha solucionado muy bien el supermercado Carrefour ya que ha puesto una sola cola serpenteante para pagar en cualquier caja y el resultado ha sido de tranquilidad y no preocupación por la elección de la cola. El hecho de elegir cola también produce estrés porque uno siempre piensa que dependiendo de su elección puede ganar cierto tiempo y si se equivoca se dispara el malestar porque nose  cumplen sus expectativas. Al final se convierte en un tema de justicia social y de percepción.

Una cosa que llama mi atención de este estudio es que cuando hacemos cola en el aeropuerto, estamos más preocupados por la gente que tenemos detrás que por la que tenemos delante, nos preocupa gastar mucho tiempo en quitarnos los zapatos, los cinturones y poner todo en cestas, nos da apuro pensar que los que están detrás puedan estar pensando que estamos ocupando demasiado tiempo para hacer una cosa simple y sencilla. 

En resumen, a nadie nos gusta hacer colas, nos hace sentir que estamos desperdiciando nuestro valioso tiempo pero no es lo mismo hacer una cola en hacienda que hacerla para ver a tu cantante preferido, lo que es cierto es que en general, aunque a nadie le gusta hacer colas la gente no suele intentar colarse porque son respetuosos con el tiempo de los demás. Si en algún momento alguien intenta  colarse se produce una reacción pasivo-agresiva por parte del resto de personas que están en la cola. Y tú, ¿cómo vives las colas? Me gustaría conocer tu percepción al respecto.

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miércoles, 25 de enero de 2017

Personalidad y felicidad

Hoy he leído un artículo de investigación que ha llamado mi atención, hablaba de la relación entre la personalidad y la felicidad. Según este estudio la relación entre los rasgos de la personalidad y la felicidad es más fuerte de lo que muchos pensamos.

El resultado de este estudio concluye que las personas extrovertidas son más felices, más conscientes y emocionalmente más estables que el resto de los tipos estudiados. Para llegar a esta conclusión tomaron una población muestral de 700 individuos y le preguntaron sobre su sensación de logro, cuáles habían sido sus experiencias sociales, si se irritaban con frecuencia, si le afectaban en exceso las circunstancias externas, si se sentían satisfechos con sus logros o cuál era su grado de autonomía y creatividad. Los investigadores llegaron a la conclusión de que personalidad y felicidad van de la mano.

Con la encuesta midieron cinco grandes elementos y dentro de cada elemento dos conceptos, estos elementos son:
1.- Extroversión y dentro de esta el entusiasmo y la asertividad.
2.- Inestabilidad emocional y como parte de ella,  la ansiedad y la irascibilidad
3.- Consciencia y dentro de ella el grado de autodisciplina y orden
4.- Tolerancia y dentro de ella la compasión y el respeto
5.- Grado de apertura y dentro de él la creatividad y la curiosidad.

Te dejo el link a la encuesta por si te apetece saber cuáles son los rasgos de tu personalidad más destacados y con qué parte de la felicidad está relacionado. Yo lo hice y me gustaron los resultados, creo que se acercó bastante a mi forma de ser.

http://danpsych.com/Big5Aspects.php

¿Te gusto tu informe?, te avanzo que el formato es bonito ¿cuál fue tu resultado? ¿Crees en los resultados de este estudio?

Espero tus opiniones.

miércoles, 4 de enero de 2017

¿Cuál eliges? ¿En qué te enfocas cuando decides?

Hoy quería contaros historia que me ha sorprendido bastante sobre el proceso de toma de decisiones basado en la razón. 

Elder Shefir y sus colegas de la universidad de Princenton hicieron una experimento que consistía en preguntar a voluntarios cuál opción escogerían entre dos posibles, una extremadamente buena y otra, un poco menos privilegiada. Un 60% de los asistentes respondieron que elegirían la opción extremadamente buena. Lo curioso es que más tarde cambiaron la pregunta y les dijeron que cuál opción de las dos anteriores rechazarían y el 60% de los encuestados rechazaron la opción extremadamente buena.  ¿Qué os parece?

Como veis es una respuesta un tanto curiosa, vamos poner un ejemplo concreto, imagina que vamos a preguntar sobre el lugar donde pasarán sus vacaciones los encuestados y damos dos opciones,  la opción A es Bali, un destino excitante y lleno de aventuras pero un poco caro y la opción B es Boumemouth, un lugar de la costa de Inglaterra, menos excitante, atractivo pero más económico.

Pues bien, si la pregunta es ¿Cuál destino elegirías para pasar tus vacaciones, y explica por qué? el 60 % de los invitados respondieron que Bali. La justificación es la siguiente, la mente se pregunta ¿Qué voy a elegir?, es un marco positivo, La mente traduce la pregunta por qué quieres, qué opinas que es mejor. Ante esta pregunta mi mente busca una buena razón para elegir lo bueno basándose en lo positivo de la elección, pongo el foco en lo positivo y me concentro en lo que quiero y lo que me parece más interesante. En cambio, si la pregunta es ¿Cuál destino rechazarías y explica por qué? La respuesta del 60% es rechaza el destino de Bali, en este caso nuestra mente se centra en un marco negativo y entonces tiene más peso la moderación y piensas Bali es excitante pero Boumemouth no está tan mal y es más barato, así que la respuesta es rechazar Bali.

En definitiva, si hay que elegir, seleccionamos lo extremadamente bueno pero si hemos de rechazar, elegimos lo moderado y no queremos lo extremadamente bueno. Esto hace pensar que nuestra elección siempre depende de la pregunta que nos hagan y de si a la hora de elegir nos centramos en lo positivo o en lo negativo de la opción.

Este mismo patrón se repite en muchísimo más ejemplos, nuestra mente está preparada para hacer la elección en el momento de la pregunta y siempre seguimos la misma conducta. ¿Te habías fijado?

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