El origen de la palabra creatividad es muy reciente. Se incluyó en el Real Diccionario de la Lengua Española en el año 1984. Este concepto ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, así, para los griegos, los artistas no eran creadores, los poetas, los escultores, los compositores, no eran creadores, eran descubridores que mostraban al resto de la humanidad cosas que permanecían ocultas para el resto. Los poetas, los escultores, los pintores... dominaban el arte y lo mostraban al resto pero no eran creativos.
En Roma, se asimilaba creatividad con crear, engendrar y por lo tanto sólo el Creador tenía creatividad.
En la Edad Media se introduce el término imaginación, el artista contemplaba la belleza y fruto de su imaginación lo plasmaba en su obra desde su perspectiva.
Es en el Renacimiento cuando empieza a reconocerse la capacidad creativa del artista y empiezan a asimilarse los científicos y los artistas.
En 1984 la RAE la incorpora al diccionario y la define como facultad de crear o capacidad de creación, es entonces cuando empieza a dársele la importancia que merece y empiezan a utilizarse métodos para despertar y cultivar la creatividad en las personas. En la actualidad se considera que es un actividad estratégica para el buen desarrollo de cualquier actividad o negocio.
La creatividad es una idea original que genera valor, resuelve problemas o lleva a soluciones novedosas. La creatividad es un proceso, un proceso que se genera y se desarrolla en algunas personas que han desarrollado unas habilidades especiales para detectar posibles problemas y buscar soluciones exitosas a las mismas, son personas con mucha motivación, persistentes, que son flexibles en sus pensamientos y son capaces de abordar un problema estudiándolo desde diferentes perspectivas. Se sienten cómodos tratando de resolver retos en un ambiente creador, no tienen miedo al fracaso, porque crear significa experimentar y el que experimenta aprende.
Aceptar el fracaso como parte de nuestra vida nos ayuda a ser más creativos y a salir de nuestra zona de confort que es donde se generan las mejores ideas y desde donde podemos apoyar más valor.
Todos somos creativos, la creatividad empieza siempre con la duda razonable, ¿podemos hacer las cosas de otra manera? ¿Podemos variar nuestra rutina? ¿podemos salir de nuestra zona de confort? Sólo es necesario un pequeño esfuerzo.
Las personas creativas tiene un bagaje cultural en forma de T, tienen un palo central en el que son especialistas, técnicos y al que han dedicado muchas horas durante muchos años para incrementar sus conocimientos pero adicionalmente tienen un amplio bagaje cultural en otros disciplinas que no están relacionadas con el eje central, del conocimiento de estas disciplinas se generan sinergías, ideas y soluciones que generan valor y ayudan a dar soluciones multidisciplinares a problemas complejos, utilizando conocimientos de otras ciencias en la que no son especialistas pero que conocen porque debido a sus inquietudes han desarrollado como hobbies y que después contribuyen a la evolución de su actividad como especialistas.