Buenos días a todos/as,
¿Alguna vez os habéis encontrado pensando tanto en cómo cocinar alguna receta y al final terminas quemando la cena? ¡Bienvenidos al club de los indecisos!
En la cocina y en la vida, tomar decisiones sin planificar es como preparar una cena sin receta ni ingredientes claros. Puedes tener suerte y crear un plato delicioso o terminar cocinando un desastre monumental, que, seguro que se puede comer, pero, no es lo que tú buscabas.
Es esencial pensar en todos los posibles escenarios de una decisión antes de implementarla. Pensar en lo que vamos a hacer debería ser la parte más importante de nuestra decisión porque es más fácil integrar todas las posibilidades sobre el papel que implementar los imprevistos cuando el proyecto ya está en marcha.
Si te paras y planificas los posibles escenarios.
Evitas sorpresas desagradables: Imagina que decides hacer tortitas pero cuando empiezas a hacerlas no tienes huevos, pero se te ocurre cambiar este ingrediente por otro que si tienes. El resultado no será las tortitas que habías previsto, pueden ser mejores o peores, a veces, se innova, pero desde luego no es lo que querías hacer.
Ahorras tiempo y esfuerzo: Planificar te permite trazar una ruta clara hacia tus objetivos. Si quieres hacer tortitas es importante que veas si tienes todos los ingredientes, las sartenes adecuadas, el tiempo necesario, al receta a mano... solo así te aseguras que saldrá lo que esperas.
Otro día os hablaré sobre el tema del control. Una verdad universal es que el control absoluto no existe. ¿Te sorprendió? pero te adelanto que a veces no controlarlo todo te da vida y alimenta tu curiosidad.
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